IDEAS PEDAGÓGICAS DE ROBERT OWEN Y SU ESCUELA
Robert
Owen, originario de Gales, prosperó como empresario en la industria del
algodón. En 1799 compró una fábrica de textil llamada New Lanark. El último
dueño de la fábrica era el suegro de Owen, el cual, quería proteger la salud y
la moral de los niños que trabajaban en su fábrica. Sin embargo, Owen lo
critica porque los niños que trabajaban no podían aprovechar plenamente la
enseñanza que se impartía por las noches.
Durante
sus 10 primeros años en New Lanark, Owen se dedicó a realizar por fin su
ambición. Conmovido por las consecuencias sociales de la introducción del
capitalismo durante la primera revolución industrial, buscó la forma de
promover una sociedad mejor desde su posición como empresario. Elevó los salarios, y entre otras cosas, proporcionó a los
obreros condiciones dignas de vivienda, sanidad y educación. Este último
aspecto fue para él, el objetivo esencial, pues consideraba que una educación
liberal y solidaria sería el mejor instrumento para acabar con la delincuencia
y poner las bases para un futuro de justicia e igualdad. Así, se opuso a la labor infantil en
la producción y fue muy estricto en la idea de que un niño
menor de diez años no trabajase en el molino de su propiedad.
Owen
sostenía que la actividad económica no debía de ser obstáculo para el
desarrollo educacional de los trabajadores y entonces, construyó una
escuela de dos plantas; la planta alta se dividía en dos aulas para los niños
de 6 a 14
años de edad; la planta baja estaba destinada a los niños pequeños y constaba
de tres aulas. El edificio se aprovechaba al máximo: durante el día lo
utilizaban los niños, y por la noche los adultos. En total, unos 300 niños
recibían educación en la escuela, que era mixta.
En
cuanto a los maestros, Owen buscaba que fueran amorosos con los niños y
serviciales. Les decía a estos, que no había que aburrir con libros a los
niños, que no habían ni premios ni castigos (fuente de inspiración:
Rousseau). Se animaba a los niños a participar pero sobre todo, la escuela
de Robert Owen, procuraba que los niños fueran felices.
Los
infantes atendían la educación desde la edad de 0 hasta los 6 años. Fue la
primera escuela en su género. Allí se les enseñaba a compartir, ser amables, a
jugar. No se les abrumaba con los libros hasta que fueran mayores. El plan de estudios moderno se componía de las tres
asignaturas básicas: lectura, escritura y aritmética. Y además, también se
impartían clases de costura, historia antigua y moderna, geografía, botánica y
geología.
Los
alumnos, que dejaban la escuela a los 10 años, podían proseguir su educación en
las clases nocturnas. Se impartían lecciones semanales de química y mecánica y
se organizaban sesiones de música y danza confines recreativos.
Tras
los viajes que realizó y las observaciones respecto a la educación que hizo,
Owen creía que su teoría era buena, pero sus medios y experiencias muy
limitados, y sus principios los del viejo sistema, aunque admitió que la
escuela estaba más adelantada que otras.
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