lunes, 12 de marzo de 2012


LA ESCUELA MATERNAL FRANCESA
LECCIÓN DE COSAS (PAULINE KERGOMARD, 1886)

Esta lección está preparada de antemano con cuidado; hará primero un plan, para que no haya confusión en las nociones dadas; estudiará todas sus partes, porque es preciso, en primer lugar, conocer el asunto, no para decirlo todo, sino para saber hacer la elección y poder responder a las preguntas inesperadas.
No se puede, pues, inventar ex abrupto una lección semejante; es preciso prepararla con bastante seriedad para que todo lo que es verdad científica se haya convertido en convicción en el espíritu de la maestra; para que la libre del malestar que hace experimentar la duda, pueda ponerse al alcance de su pequeño auditorio, cautivarlo por la originalidad de la exposición, por la variedad de los ejemplos, por el interés de las anécdotas. Esta preparación intelectual debe ser seguida de la preparación escrita. Es preciso pesar cada palabra, reemplazar cada término abstracto por un término que esté al alcance de los niños (…). Semejante trabajo supone, no solamente ese deseo de hacer bien las cosas que yo llamaría la <<conciencia del estudio>>, sino también un amor paciente y desinteresado a la verdad, y un sentimiento profundo de la necesidad de alejar todo error del espíritu naciente de los niños. Y esto exige largas investigaciones; porque no es sólo un libro el que hay que consultar; son, con frecuencia, dos, son cinco, son diez, según la necesidad (pág. 262)

Pauline Kermogard

Pauline Kermogard (1838-1925) fue nombrada inspectora general de las escuelas maternales en 1881. Defendía una escuela maternal más estimulante para la evolución física e intelectual de los niños.
En 1881 la escuela maternal reemplaza por completo a las salas de asilo, donde se dice que las salas maternales (antiguamente conocidas como salas de asilo) son establecimientos educativos donde los niños de ambos sexos reciben los cuidados que necesita su desarrollo físico, intelectual y moral. 



Este texto trata la metodología a seguir cuando dispones de una lección que debes exponer. Una maestra a la hora de llevar la explicación de la materia a cabo, debe tener en cuenta  una serie de aspectos:
Las palabras que se utilizan a la hora de explicar un contenido  deben ser palabras sencillas,  se deben de utilizar frases cortas, pausas a la hora de hablar, repeticiones  para un buen aprendizaje de la lección y el tono debe de ser alto y claro y muchas veces, deben optar por la utilización de altibajos para llamar la atención de los niños y no hacerles la clase tan monótona.

Se era exigente con el maestro porque era necesario tener una buena formación específica  y dedicar mucho trabajo y tiempo a preparar las lecciones y demás actividades de clase, aunque también puede intervenir la espontaneidad. Las <<verdaderas>> lecciones exigían un complejo trabajo previo de preparación por parte de la maestra. Por ello, se les pide a las maestras que sepan inventar y crear y que respeten la curiosidad infantil, ya que los niños aprenden después de haber observado, deducido, razonado y expresado... y bien es verdad, todo eso lleva su tiempo.  

Las clases deben de ser dinámicas, donde los niños puedan explorar y descubran nuevas cosas, donde puedan desarrollar su imaginación, la creatividad, y su autonomía a la hora de realizar las actividades, para que ellos  vayan cogiendo confianza en si mismo, y vayan desarrollando a su vez, su propia personalidad. Las clases de Educación de Infantil, no deben de ser tan teóricas, sino más bien prácticas. En esas edades los niños son muy buenos receptores de la información, y la mejor forma de enseñarles el aprendizaje es a través de juegos, dibujos, excursiones fuera del aula, fichas llamativas, realizar trabajos en grupo, para que los niños establezcan relaciones con el resto de sus compañeros, y dentro de ello aprendan valores de respeto, solidaridad, ayuda...



Según Kermogard, los niños necesitan respeto, protección y amor, son 3 parámetros donde es importante existir, puesto que siempre buscamos lo mejor para ellos.

http://www.slideshare.net/grupoinfantil6/pauline-kergomard-11977360

lunes, 5 de marzo de 2012


IDEAS PEDAGÓGICAS DE ROBERT OWEN Y SU ESCUELA

Robert Owen, originario de Gales, prosperó como empresario en la industria del algodón. En 1799 compró una fábrica de textil llamada New Lanark. El último dueño de la fábrica era el suegro de Owen, el cual, quería proteger la salud y la moral de los niños que trabajaban en su fábrica. Sin embargo, Owen lo critica porque los niños que trabajaban no podían aprovechar plenamente la enseñanza que se impartía por las noches.

Durante sus 10 primeros años en New Lanark, Owen se dedicó a realizar por fin su ambición. Conmovido por las consecuencias sociales de la introducción del capitalismo durante la primera revolución industrial, buscó la forma de promover una sociedad mejor desde su posición como empresario. Elevó los salarios, y entre otras cosas, proporcionó a los obreros condiciones dignas de vivienda, sanidad y educación. Este último aspecto fue para él, el objetivo esencial, pues consideraba que una educación liberal y solidaria sería el mejor instrumento para acabar con la delincuencia y poner las bases para un futuro de justicia e igualdad. Así, se opuso a la labor infantil en la producción y fue muy estricto en la idea de que un niño menor de diez años no trabajase en el molino de su propiedad.

Owen sostenía que la actividad económica no debía de ser obstáculo para el desarrollo educacional de los trabajadores y entonces, construyó una escuela de dos plantas; la planta alta se dividía en dos aulas para los niños de 6 a 14 años de edad; la planta baja estaba destinada a los niños pequeños y constaba de tres aulas. El edificio se aprovechaba al máximo: durante el día lo utilizaban los niños, y por la noche los adultos. En total, unos 300 niños recibían educación en la escuela, que era mixta.

En cuanto a los maestros, Owen buscaba que fueran amorosos con los niños y serviciales. Les decía a estos, que no había que aburrir con libros a los niños, que no habían ni premios ni castigos (fuente de inspiración: Rousseau). Se animaba a los niños a participar pero sobre todo, la escuela de Robert Owen, procuraba que los niños fueran felices.

Los infantes atendían la educación desde la edad de 0 hasta los 6 años. Fue la primera escuela en su género. Allí se les enseñaba a compartir, ser amables, a jugar. No se les abrumaba con los libros hasta que fueran mayores. El plan de estudios moderno se componía de las tres asignaturas básicas: lectura, escritura y aritmética. Y además, también se impartían clases de costura, historia antigua y moderna, geografía, botánica y geología.

Los alumnos, que dejaban la escuela a los 10 años, podían proseguir su educación en las clases nocturnas. Se impartían lecciones semanales de química y mecánica y se organizaban sesiones de música y danza confines recreativos.

Tras los viajes que realizó y las observaciones respecto a la educación que hizo, Owen creía que su teoría era buena, pero sus medios y experiencias muy limitados, y sus principios los del viejo sistema, aunque admitió que la escuela estaba más adelantada que otras.